Las dos barras de oro coronadas
Por Ricardo García Moya
Como es sabido, la imagen de la Real Señera en pergaminos medievales como el
de 1410 (B.N.París, Ge. B. 8268) testifica la presencia de la franja azul con la
corona y, también, las dos barras de la antigua señal real de Jaime I.
En 1459, cuando era habitual el modelo de cuatro, Jaume Roig citaba los bastones
de oro coronados ("Spill"), aludiendo a la corona otorgada por el rey y que -a fines del XIV- ya figuraba
sobre las dos barras de la moneda del Reino de Valencia.
Siglos después, un barcelonés que se inspiraba en Roig, escribía: "Las barras que en
el escudo / se ven de oro coronadas" (Liberós, E.: Barcelona, año 1620).
En el XVI proliferaron sospechosas coronas y títulos. EI hidalgo deseaba ser
marqués; el condado, reino. Exageraban prosapia tan abusivamente que Felipe II, escamado,
ordenaba infructuosamente el 4 de octubre de 1576: "Que no se llame Don a nadie en Cataluña, pues
de poco acá se van usurpando títulos de Noble y Don" (A.C. Aragón, L. 651). Coetáneamente, sobre
el escudo del condado y el de la Generalidad catalana comenzó a figurar el Rat Penat valenciano y la
corona; aunque el monarca, que se sepa, nunca otorgó tal honor. Por el contrario, nuestra Real Señera
fue voluntad soberana, y los albaranes que detallan el costo de "brodar la corona" con hilos de oro, así
como "les alnes de tela gostança blava"y la plata del Rat Penat demuestran que nuestros antepasados
querían que la enseña fuera una joya vexilológica. Para los actos festivos encarga- ban otras de menor
valor a artesanos como Joan Cardona, autor de señeras "barrades de or y de grana ab ses corones de
dalt daurades y laborades al oli" para la entrada de Carlos I.
Curiosamente, tras la publicación del Tratado de la Real Señera (dónde se exponía que la
de Jaime I sólo tenía dos barras), los barceloneses comprobaron estupefactos que su escudo y bandera
sólo mostraba dos barras y la cruz. Tras un debate -con Pilar Rahola de protagonista-, el Ayuntamiento
de Barcelona modificó oficialmente este verano de 1997 el primitivo escudo de Barcelona (en realidad, de
Catalúña) para incrementar hasta cuatro las dos barras que, desde el siglo XIII, formaban uno de los
cuadrantes del escudo, alternando con la cruz del condado de Cataluña.
La primicia dada en LAS PROVINCIAS (6-10-85) sobre las dos barras provocó la inquietud in-
mersora, pero los catalanes reaccionaron con su pragmatismo habitual, proclamando que también les
pertenecía la señera de dos barras, de igual modo que el Rat Penat, la corona, el idioma, la cerámica y el
sursuncorda. Ahora, los que se burlaban del Tratado de la Real Señera, reivindicaban que la primitiva
bandera de Cataluña era de "dues barres" (EI Temps; 9-6-97, p. 63), y que la "bandera de España es
una usurpación de la antigua bandera catalana de dos barras" (p. 56). Olvidan un detalle: la primitiva
señera pertenecía al monarca aragonés (según proclamaban todos los textos de los siglos XII y XIII, como
el del provenzal Peire en 1285: "fai nomnar rey darago, lo senhal del basto").
También la filigrana con escudo de dos barras coronadas, marca de agua del
papel valenciano en la Edad Media, la hacen fígurar bajo la palabra Cataluña "Historia del papel en
México"(México, 1990). Y es que Hans Lenz, autor del libro, se basa en el "Paper and watermarks in
Catalonia" (Amsterdam, 1970) del catalán Oriol (p. 145) y las marcas o filigranas del papel allí fabricado.
Oriol usa el eufemismo "levante" para no nombrar al Reino de Valencia, y el pomposo de Principado de
Cataluña para referirse al condado, y enredando sobre la filigrana de cuatro barras que, barrunta,
representaba al "Kingdom of Catalonia" (p. 257), sin aclarar quién otorgó tal título de reino. Además
da a entender que las fábricas de papel de Valencia y Xàtiva pertenecían a Cataluña. Nadie, hasta la
fecha, ha dicho ni mu contra estas fantasias papeleras.
Menos mal que en obras imparciales como "Les filigranes, (Leipzig,1923) las
cosas quedan claras. Briquet reproduce la filigrana de dos barras coronadas del papel de Campanar,
"représentent les armoiries de Valence" (p.151) y, extrañado, comenta que el investigador "Zonghi a
trouvé I'écú de Valence sans couronne" (p.151); Briquet estaba sorprendido ante una filigrana del Reino
de Valencia sin corona, pues los modelos que él reproduce son de dos barras coronadas, marca de agua
que Oriols asocia al "Kingdom of Catalonia", confundiendo al manito de la "Historia del papel en México".
Parece un sainete de Escalante, pero son personajes de carne, hueso y subvención
(Oriol Valls, el del papel, la tenía de la fundación Labarre) que siembran errores y
trampas en la historìa de los valencianos. Pero hoy es 9 de octubre, así que
ignorando a los que tratan de destruir nuestra historia (también la heráldica) custodiaremos
a nuestra Real Senyera por las calles de la (todavía) capital del Reino. Quizá en unfuturo, cuando
desaparezca la inmersìón, sea restaurado el Centenar de la Ploma para que la bandera sea Ilevada "jinete
a la estradiota", recobrando la solemnidad adecuada.
Las Provincias 9 de Octubre de 1997