La lengua valenciana de la Iglesia
Ricardo García Moya
No ganamos para sustos. El otro día, el diario catalán Levante salía con un gran titular, al que servidor añade marco expresivo: ¡Guauu, guauu, noticia del día, guauu, guauu: El Vaticano no reconoce la competencia de la AVL en textos litúrgicos, guauu, guauu!. ¡Qué horror, Dios mío, qué tragedia para la izquierda obrera e intelectual! Esto es grave , ya verán. Los motilones de Saó, encolerizados ¿crearán otro Vaticano paralelo, con subvención de la Generalidad, para poder publicar todo en catalán?, ¿proclamarán papisa a Ascensión, arzobispo a Hauf y ostiario a Eliueu Climent? Dejemos, en fin, la vil ironía. Como es sabido, el diario catalán Levante es como el perro que controla el rebaño. Ahora pretende con un titular en primera plana acojonar a la Iglesia con sus tretas, ya que la lengua que defiende el diario Levante es la de su amo barcelonés: el catalán, no el valenciano. El Ferrán sabe que la AVL es un supositorio sardanero introducido para aplastar cualquier discrepancia sobre la imposición del catalán y liquidación del idioma valenciano.
Tengo aquí un texto litúrgico en valenciano clásico, impreso en Venecia en 1490. Se trata del Psalteri de Roiç de Corella, escritor que escribía en lengua valenciana (Cartoxá, 1496). El psalteri, como obra medieval, difiere del valenciano moderno, pero sirve en nuestro caso para demostrar la conexión entre la lengua religiosa de 1490 y la valenciana del 2002. Los catalanes usan estos impresos para justificar construcciones y léxico actuales, ya que los clásicos valencianos eran modelo para el condado (p.e., el Cartoxá de Corella se reedita en valenciana lengua en Barcelona en 1518). Los filólogos del IEC seleccionan lo que les conviene, descalificando la sintaxis, morfología y léxico que políticamente no les interesa por su cercanía al castellano o, generalmente, por coincidir con el valenciano moderno que intentan liquidar.
En la prosa religiosa valenciana clásica hallamos el satanizado neutro lo, que el Vaticano debiera autorizar en los textos litúrgicos en lengua valenciana actual (en la catalana no nos afecta su supresión). En el primer folio del salterio impreso por el judío tudesco Johan Hertzog en Venecia, leemos: en tot lo que fará (Psalteri, 1490). En la prosa litúrgica abunda la referencia a els fels e infels, alusivos a la aceptación de la fe. Lo que no encontramos es la grafía fidel en ningún escritor valenciano clásico, renacentista o barroco, salvo en casos de evidente castellanismo, pues aparte der recordar al presidente cubano, fidel es más castellano que el Cid y fue habitual en la prosa de Berceo y compañía. Por el contrario, Sant Vicent decía hacia el 1400: Deu es fel e just(Quar.,75,71).
En el salteri de 1490 hacen acto de presencia el pronombre yo (no jo), el adverbio hui (no avui), el sustantivo juhi (no judici), verbos con morfología valenciana foren descuberts, han ubert, boca uberta, la mort nos ha cubert, perque sapia (no descobert, obert, cobert, sápiga), construcciones como al entorn (no al voltant), pluralizaciones correctas: los fills dels homens; tots los termens. Algún sustantivo abstracto, la sua granea, que anticipa la forma viva actual la seua grandea (no grandesa), y otros que concuerdan: bellea, redonea (no bellesa, rodonesa). A los niños valencianos se les enseña que el riñón debe llamarse ronyó; pero es falso, ya que en lengua valenciana coloquial, culta y litúrgica era y es renyó, como aparece en el salterio: los meus renyons. Igual que en los misterios religiosos de Timoneda, el salterio sólo conoce la voz maravella (no meravella), y las construcciones en terra, en Venecia, son opuestas a las de la liturgia catalana y de Ascensión: a terra, a Venècia. Respecto a la prohibición catalana de la ch valenciana, lógicamente en el salterio no se tiene en cuenta: lo Senyor guarda los chiquets, illumina e dona enteniment als chiquets. La lengua litúrgica valenciana no usaba estimar"para expresar el amor místico y humano, sino voler y amar: Senyor, yo he amat la bellea(Salteri,1490).
En los textos religiosns valencianos hay conceptos geográficos, la redonea del mon (Psalteri, 1490), y otros que sorprenden. Así, en los autos de Timoneda inspirados en los evangelios se cita al siniestro lladre de sanch humana (Mist. de la Iglesia, 1569) donde figura el sustantivo sanc (no sang) . El idioma valenciano de los textos religiosos es tan robusto como el de la prosa profana, creando voces como atonit (Mist. Emaus, 1569), al unísono con otros idiomas o anticipándose a ellos. Así, el verbo llastimar presente en el Misterio de la Iglesia: y la veu tan llastimada... están llastimats (a.1569) no aparecerá en catalán hasta 1631 y en términos muy exóticos para nosotros: som restats mul (sic) llestimats (DECLLC). Aunque los textos litúrgicos y jurídicos arrastraban arcaísmos, poco a poco se actualizaban siguiendo la lengua viva. En el Misterio de la Iglesia, Timoneda usa la forma solicit (no "sol-licit"), respetando la grafía de Martorell, solicitava la gent, y mantiene la clásica morfología en "desijar, sin la pegajosa t que la inmersión adosa a tutiplé.
Los autores de textos de la ESO y Universidad babean ante las órdenes idiomáticas del Principat de pacotilla, y se avergüenzan hasta de nuestro título histórico de Reino. En fin, si tuviéramos algún politico que nos defendiera y no nos tomara el pelo, los textos litúrgicos estarían en idioma valenciano moderno, incluyendo los neologismos propios, igual que sucedía cuando éramos libres. Los descomunales diccionarios etimológicos que el ejército de filólogos del IEC ha elaborado -nadando en océano de millonarias subvenciones-, olvidan registrar la génesis de vocablos valencianos que posteriormente pasaron al castellano y catalán. Ejemplo de ello lo ofrece el Misteri de Emaus (a.1569), donde a continuación de fet per Timoneda leemos la frase son interlocutors con el neologismo interlocutors, cultismo que el catalán no incorporaría hasta el año 1805. Derivado del latín tardío interloqui, lo utiliza Erasmo en 1513, siendo Timoneda quien lo aplica en 1569 con el valor de personajes que hablan en un diálogo (en castellano lo utiliza Quevedo, ya en el XVII).
En fin, el simpático San Zaplana seguirá otorgando la custodia cultural de los blandos valencianos a los lobos catalaneros, que devoran todo siguiendo el ejemplo de sus maestros. Fíjense que el catalán Corominas, al tratar sobre el vocablo dice: "el valenciano Joanot Martorell afirma en 1487-39 que en catalán lo conocían ya hasta los muchachitos (DCECH). Martorell cita el valenciano, inglés y portugués, pero jamás alude al catalán, sea en las cartas de 1437 o en cualquier otro escrito. ¡Vaya bolas que inventaba el travieso filólogo! ¿Joanot Martorell defendiendo el catalán? Ni que fuera un Rafael Alemany o Palomero cualquiera. Lo malo es que no hay tribunal ni Sindic dAgravis que impida el saqueo idiomático.
Diario de Valencia 6 de Enero de 2002