La cárcel normativa viaja por el tiempo
Por Ricardo García Moya
He vuelto mentalmente a Catarroja arrocera y sensual al hojear un bando ordenado en 1770. AI regente del Reino
le había Ilegado información sobre "gravísimos perjuicios que causan al bien de las almas y sociedad civil el poco
decente traje de los calzones anchos". La foránea autoridad -acostumbrada a la hermética moda de la gélida
Castilla- amenazaba con encarcelar a los valencianos que llevaran el saragüell sin normalizar.
EI regente (que no tenía que socarrarse en las huertas de Orihuela o Chirivella) prohibía "calzones anchos si no
Ilevan debajo de ellos otros atados por bajo los camales; y sólo se podrá aflojar en el campo, sin que les sirva de
descargo decir que vienen del trabajo y están camino de casa; pues deberán guardar esta prevención de honestidad, sin
más licencia que la de poder soltar el apretador del camal de los calzones mientras estén en sus labores, con lo cual se
salva la modestia". Cinco días de prisión sufrirían los labradores que incumplieran la norma.
Han pasado siglos, y otros censores -ahora catalanes- vuelven a corregir a nuestros antepasados del rococó
con normas extrañas. Así sucede en la Historia de la Literatura Catalana de Martí de Riquer cuando
afirman que la crónica de las "Fiestas secualares" (Valencia, 1762) del jesuita Tomás Serrano , estaba
escrita en castellano, salvo ciertas poesías y la convocatoria de premios o cartel que aparecían "en catalá"
(Riquer, M.: Hist. Lit. Cara.t. VI, p. 225).
Para comprobar algo tan curioso busqué la obra original. En la página 76 estaba el citado "cartell de premis en
catalá", pero el texto de 1762 no concordaba con lo entrecomillado por los filólogos del IEC. Allí, ni en ningún
párrafo del voluminoso libro aparecía la mínima referencia a la lengua catalana; ninguna. Por el contrario, el ilustrado
Tomás Serrano (que era de Castalla) dejaba muy claro que: "el Cartel estaba en Lengua Valenciana, que Ileva en sí no
sé qué gracia difícil de trasladarse a otra" (Serrano, T.: Fiestas seculares. Valencia 1762, p. 76).
Contrariando la voluntad del culto Tomás Serrano (catedrático, latinista, escritor, etc.) su obra ha sido
"normalitzada" a placer por los filólogos del IEC. Como si fuera un indefenso estudiante actual, lo han encerrado en
la metafórica "cárcel normativa" y, como los saragüells idiomáticos del P. Tomás no cumplían las normas del
Regente (léase Institut d'Estudis Catalans) han rediseñado gramaticalmente su obra a la moda catalana.
EI jesuita, por ejemplo, usaba "naixquí, naixqueres, naixqué", formas valencianas del pretérito perfecto simple. Si
lo hiciera ahora no podría acceder al funcionariado, al estar prohibidas por el IEC. La misma Generalidad
Valenciana encargó a Bromera (la más catalanera del mercado) la edición de "Els verbs valencians" (Alzira 1995)
inspirada en libros como "Els verbs catalans" de la "Col-lecció Pompeu Fabra" (Barcelona,1984). Lógicamente,
excluyen las formas valencianas de Tomás Serrano e imponen las catalanas: "nasquí, nasqueres, nasqué".
La manipulación practicada por el equipo de la "Historia de la literatura catalana" es sonrojante. Las poesías "en
catalá" figuran en el original como "versos en valenciá" (p.150) y - para hacer verosímil el engaño- modifican
palabras, sustituyen terminaciones, añaden guiones y silencian ortografías. Así, donde en el texto de 1762
dice "mes ilustres"; en la HLC lo transforman en "mes il-lustres", con la bárbara l-l geminada del Institut
d'Estudis Catalans.
Tienen impunidad asegurada. Donde el jesuita escribió "de hermosura", ellos añaden apóstrofo, "d'hermosura". La
Y griega del original -sea conjunción copulataiva o semivocal- la convierten en i latina. Invariablemente, donde el
equipo de Martí de Riquer encuentra el pronombre "Yo" (p.e. "yo tinc") lo transforman en el catalán "jo". La HLC
esquiva versos en que aparecen.elementos soterrrados en la "cárcel normativa" del IEC: "chiquet" con CH (p.
151 ); el odiado artículo "lo", capaz de sustantivar adjetivos; el "vixquen", con X; el numeral u, "cent per u",
etc.
No tienen otra opción. Un intelectual como Tomás Serrano, capaz ¡en 1762! de escribir "Mata la fam en pà" (p.
157) con la preposición "en" -no la amb catalana- necesitaba censura del IEC para que su testi monio no ridiculizara
las consignas sobre unidad de las lenguas valenciana y catalana.
EI IEC padece halitosis y su hedor hay quien lo vende como aroma de azahar. Así pretenden en "Control lingüístic
o caos" (Ed. Bromera, claro está, 1996), donde esgrimen la teoría del garrotazo metafórico y admi- nistrativo para
los insumisos idiómaticos como el P. Tomás Serrano. Los profesionales de la inmersión pretenden que nadie
escape de la "cárcel normativa" (infeliz concepto que surge en el panfleto citado). Los valencianos,
pacíficos y tolerantes, estamos condenados a sufrir periódicamente las mazmorras normativas de
nuestros vecinos catalanes o castellanos. Hay grilletes para todos, sean autores del siglo XVIII, labradores
con saragüells estivales o la revista del IVAJ. Aunque no deben pasarse, pues la cornada del manso
puede hacer pupa.
Las Provincias 24 de Noviembre de 1996