Diario de Valencia 4 de Noviembre de 2001
EPÍSTOLA A MI AMIGO LIZONDO
Ricardo García Moya
Tras el café, en tono misterioso, me dijiste: Ricart ¿vols preguntarli al camarer ahón está el servici?. Sin disimular la sonrisa, te contesté: Che Vicent ¿y per qué no li hu preguntes tú? Mirando de soslayo, susurraste: Es que mosatros sempre tenim raere y aguaitant, prop o llunt, a periodistes del Levante que aprofiten qualsevol motiu pera ferirmos en critiques. Estabas agotado por tu frenética actividad en UV, la fábrica, el Congreso, las Fallas, etc., y te atormentaba el acoso mediático. Si confundías una fecha histórica, al día siguiente la prensa catalana elevaba tu lapsus a cuestión de Estado. Tenías el don de conectar con el pueblo, y los profesionales de la política no podían tolerarlo.
Los mismos que minaron tu vitalidad hasta aniquilarte, silencian las asnadas del catalanismo. Analiza estas líneas de Corominas sobre germanía, voz valenciana que pasó al castellano y catalán, y verás que tienen trampa: ...hay mucho de cierto, o todo, en lo que me escribía hace unos veinte años un sabio y patriótico amigo valenciano. El etimólogo no dice el nombre del savi patriòtic amic valenciá, por lo que sospechamos que seria él mismo el autor del siguiente razonamiento en catalán: les Germanies fou una guerra contra la noblesa i la monarquia cesarista; per aixó la Cort de Madrid els tenía un odi molt gran: tots aquella nobles cortesans pronunciaven el mot germania en sentit molt odiós per a ells, la germania era el populacho (sic), la pleb, i laplicaren també a lhampa, als rufians, per a ells tot era vil i li donaren al mot els usos més denigrants (DECLLC). Fijate, Vicent, que aluden a una supuesta Cort de Madrid coetánea de Carlos I y las Germanías, ignorando los muy burros que bajo el reinado cesarista jamás fue corte Madrid, siendo ambulante la ubicación de la misma, aunque el emperador residía con frecuencia en Valladolid, Toledo, Granada y, esporádicamente, en otras capitales europeas.
Lo chocante, Vicent, es que si buscamos germanía en el diccionario etimológico castellano del mismo autor y equipo (pensado, ¡ojo!, para su adquisición por filólogos castellanos) el pícaro Corominas oculta la historieta de despreciativos cortesanos de Madrid y nos endosa a nosotros (pueblo que aplaude a quien le humilla) estas perlas: germania... parece ser empleo traslaticio del anterior originado en la ciudad de Valencia, famosa en el S. XVI por el desarrollo que allí tomó la gente de mala vida (DCECH). Así que la Valencia del XVI, donde Lope de Vega decidió residir en destierro, donde la corte del Duque de Calabria elevó la cultura al máximo nivel y donde Cervantes quedó asombrado por el ambiente literario del círculo de Timoneda, queda convertida por las maquinaciones de Corominas en cueva de rufianes y asesinos. ¿Lo ves, Vicent? Los santones del catalanismo yerran conceptos históricos, manipulan la etimología y aplican adjetivos y descalificaciones pensando en el lector. Los miserables que te atormentaban en vida por atribuir a un Borbón los hechos de otro, silencian las burradas inmersoras.
Mira, Vicent, los niños valencianos leen bazofias como El catalá a traves dels temps de Lluis López del Castillo, un espabilado ensayista que reproduce textos valencianos para demostrar la igualdad de la lengua, siendo experto en el timo de catalanizar el original. Según Lluis López, en 1768 usaba el valenciano Galiana estas voces y morfología: i refermant-se sobre una gaiateta... i amb més moquita (El catalá, p.74), pero el original dice: y refermantse sobre una gayateta...y en mes moquita (Rond.p.41) Este pillastre cultural (autor de prestigio en Cataluña por publicar en 1966 Faristol, primer libro de llenguatge per a nois i noies después de la guerra), cambia preposiciones, conjunciones, altera morfologías y, lo que es peor, difunde disparates expansionistas que asimilan los estudiantes valencianos, ya que el panfleto lo adquirió la Generalidad de San Zaplana para la ESO y Universidades.
Supongo, Vicent, que por ahí verás valencianos ilustres. Si tropiezas con Arnau de Vilanova, cuéntale el enigma que plantea el erudito catalán Rubió i Lluch en un libro de 1908, reproducido facsímil en el 2000 por el Institut dEstudis Catalans y adquirido perdiendo el culo por la universidad sardanera de Alicante. En catalán, leemos: Jaume II manifesta a Arnau de Vilanova que, a prechs seus, recomana a les gens de la Companyia catalana que no molestin els monestirs del Mont Athos. Li demana que li envii la seva novella obra speculum medicinae (Rubió: Doc. 2000, p.45). Es decir, según Rubió, el rey ruega a la Compañía catalana en Grecia que no moleste a los monasterios del Monte Athos, y pide a Vilanova su Speculum medicinae. Ríete de tus errores, Vicent, pues el enigma surge al cotejar lo que dice Rubió con el documento auténtico, una carta real escrita en latín donde no hay una sola referencia a la Compañía catalana ni a ningún catalán. Fechada en Valencia el 1 de julio de 1308, el valenciano Jaime II habla de gentes nostras in partibus Romanie, frase que Rubió transforma en Companyia catalana. En la misiva sólo aparece el valenciano del Grau magistro Arnaldo de Villanova, y otro de Manises, Petrus Boyl. La nación catalana, amigo Vicent, era desconocida para Jaime II en 1310, fecha en que escribe al papa Clemente y titulándose: Jacobus Dei gracia rex Aragonum, Valencie, Sardinia, et Corsice, comesque Barchinone (ACA,1 octubre 1310, reg.336, f.191).
Amigo Vicent, tengo aquí otro documento de los que te gustaban. Se trata de un memorial de Alicante recordando que en el sur del Reino, por fueros valencianos, sólo podía existir su puerto comercial, y exigía que se impidiera a los de Elche usar el de Santa Pola. Lo que tiene interés son los territorios que enumera: cláusulas que tienen el Reyno de Aragón, el Reyno de Valencia, el Reyno de Mallorca, Condado de Barcelona, Rosellón... (Bib.Nac.VE.199/9. Memorial de la ciudad de Alicante, año 1692, f.1). Ahora enseñan en la Universidad que fuimos un país catalán dependiente del Principat de Catalunya. En fin, aquí sigue la cacería de los colaboracionistas hacia los pocos que mantienen la dignidad, como María Beneyto o la RACV. La jauría aúlla por la subvención de 2.9 millones a la RACV, mientras que pide más para la otra, la de Ascensión y Hauf, pues sólo le han regalado unos 550 millones para empezar. La desvergüenza, Vicent, rige nuestro indefenso Reino.