El sarandero, el estaribel y la corpenta
Por Ricardo García Moya
Cuando los valencianos eran libres lingüísticamente, el pueblo enriquecía con neologismos el idioma
propio. En 1767, por ejemplo, las fiestas del "Centenar de la Verge dels Desamparats" inspiraron un
romance publicado por Salvador Fauli, dedicado a "tota senyoreta que vullga anar tova en son
sarandero". En él observamos la voz valenciana sarandero, equivalente al miriñaque o guardainfante
castellano, formado por aros de madera o alambres que soportaban el tejido de la falda. EI artilugio
provocaba un coqueto balanceo que generó este neologismo metafórico derivado de saranda: aro de
madera bastante ancho con tejido en el fondo. Pendiente del techo y balanceándose ante cualquier roce o
corriente de aire, servía para guardar el pan fuera del alcance de los roedores en alquerías y barracas.
Dos étimos disputan la paternidad del vocablo: el persa sirand (columpio), y el vasco sarán (cesto de
madera de castaño). Curiosamente, el coloquio acaba con la frase: "de tots em despedixc" y la interjección
abur. Se trata, parece, de la primera documentación de este neologismo derivado del agur vasco. Es
decir, que surge en lengua valenciana antes que en la gallega y catalana, siendo coetánea de la
castellana (el comediógrafo madrileño Ramón de la Cruz la utiliza hacia el 1770). EI coloquio contiene
otro neologismo en la frase "anar en cabriolet", anticipándose el valenciano en el uso de esta voz
respecto a las neolatinas hispánicas y, casi, a la francesa de origen (en Francia se documenta en 1759).
Entre las neolatinas es frecuente hallar vocablos homógrafos y de significado distinto; por ejemplo: las italianas
noia, palla y caldo significan aburrimiento, pelota y calor. Algo similar sucede con el neologismo
valenciano futre, presente en coloquios burlescos del XVIII: "lo molt futre estafador" (B.N. Primitiu, Ms.
419). Algún filólogo inmersor de la Universidad de Valencia lo traduce como "lechuguino, o persona
vestida con atildamiento" (Marti, J.: "Literatura de canya", 218), al considerarlo galicismo. En realidad se
limita a repetir la opinión de Corominas, siempre escorado a ver influencias ajenas a la península.
EI valenciano futre era un portuguesismo despectivo, equivalente a hombre engañoso y ladrón en los
tratos. En el manuscrito donde aparece "lo molt futre estafador" (verso 105) se califica al mismo personaje
como "lo Iladre embustero" (verso 98). Ambos vocablos poseían idéntico valor semántico, sin relación con
los caballeretes "lechuguinos" que sugieren los del Institut d'Estudis Catalans. La procedencia de este
portuguesismo es fácil de rastrear, ya que en el mismo siglo XVIII, millares de soldados portugueses
recorrieron el Reino de Valencia durante la Guerra de Sucesión, y uno de los insultos más habituales que
proferían era el citado. Así, en el "Resumen de los excesos cometidos por las tropas del Archiduque en los
años 1706 y 1707", leemos que las tropas portuguesas del conde Guido Staremberg "llevaron (al
prisionero) con bayoneta calada, diciendo: ¡Futre, futre! (...) Le Ilevaron en cuerpo, dándole de palos todo
el tiempo" (f. 4).
Hay neologismos que, aunque inusuales, también fueron disputados agriamente por los etimólogos (salvo los
valencianos) para sus idiomas propios. Es el caso de estaribel o cárcel, voz relacionada con el caló y el argot
de los marginados que se documenta en castellano desde 1896. Ya en el siglo XX, en 1910, el escritor
Vallmitjana dice que la localiza en ambientes carcelarios de Barcelona.
No obstante, Escalante se anticipa en dos décadas al incluirla en su comedia "Matasiete". En un diálogo entre
valencianos de la clase media, un "sabater" dice: "tancarme en I'estaribel". La obra fue estrenada en el teatro
Colón de Valencia el 31 de marzo de 1884.
La inmersión también empobrece el valor semántico de los vocablos valencianos, dándoles sólo el permitido por
el Institut d'Estudis Catalans. Por ejemplo, en los diccionarios catalanes camuflados como valencianos, la voz
"corpenta" sólo equivale a esqueleto y osamenta. Pero en el de Escrig de 1887 se añadía la acepción:
"Tindrer u corpenta. Tener uno valor, bríos, decisión, disposición o ánimo para una cosa". Como es
sabido, Escrig fue acusado por Corominas de falsario y de "incluir acepciones inexistentes" (DCECH,
1987), "pero la descalificación es una treta más de los lingüistas del Condado.
Escrig y Llombart se limitaron a recoger una voz viva del idioma valenciano, y hay pruebas. En Castellón, en
1875, publicaba Colom y Sales la comedia "Lo que fa la roba", con una protagonista femenina de mucho genio y
atrevimiento, de la que un tímido enamorado comenta: "ella te masa corpenta" (p. 8). En la misma obra
leemos: "la chamba fa desconeixer". Según Corominas, la primera documentación de "chamba" en
castellano es en 1884, pero en el idioma valenciano de Castellón la encontramos en 1875. Evidentemente,
hasta la llegada de los "salvadores" catalaneros, nuestro idioma gozaba de muy buena salud.
Las Provincias 2 de Mayo de 1999