Las Provincias 23 de Junio de 1997
EL OCCITANO: PESADILLA DEL IEC
Por Ricardo García Moya
Como disco rayado, el Institut d'Estudis Catalans repite que si valencianos y catalanes se
entienden es por la unicidad de la lengua, teoría que no aplican al norteño Languedoc. EI
texto que sigue es occitano y, según el citado IEC, no es catalán ni dialecto del mismo:
"Xavier Deltour es un jove qu'a pas encara complits los vint ans. Nos presenta un
mestre libre, I'istoria de l'Aquitania dins tot son ample istoric e geografic" (Lo Gai
Saber. Revista de I'Escóla Occitana, Toulouse 1996, p. 206).
Salvo discrepancias ortográficas que, según el IEC, no tiene
importancia ¿Verdad que se entiende bastante? Pues el IEC no quiere
saber nada sobre la unificación con el occitano, ya que si aplicaran la
teoría de la expansión idiomática de norte a sur tendría que aceptar su
dependencia del Languedoc. EI terror que inspira en el IEC una reacción
cultural de Occitania, y la consecuente reivindicación del catalán como dialecto occitano o
lemosín, explica la invención de algunas normas y vocablos para diferenciarse del incómodo
pariente.
En occitano, por ejemplo, utilizan la CH y escriben "lo servici" (p. 209), pero
apenas usan apósfrofos y pronombres enclíticos unidos al verbo. Casualmente, el IEC
suprime la Ch y el artículo lo, dando preferencia a servei sobre servici; además,
incrementa los apóstrofos, los enclíticos y camufla vocablos con aparatosos dígrafos
consonantes: tj, tl, tm, tx, tll, etc. A nosotros no nos importa que el catalán quiera ser idioma y
no dialecto lemostn; pero, cuando el inmersor esgrima la consigna de la científica
inteligibilidad de valenciano y catalán, podemos preguntarle a qué idioma pertenecen
estas frases occitanas: "Aqueste cop, me pensi, deu ésser seriós. Per formar un adjetiu a
partir d'un substantiu. Mentre que d'unas mans expértas, adòba dins un vas lo ramelet
de flors que li a portat" (Revista d'Escola Occitana, número 461, 1996). Incluso puede
dejarle perplejo con este refrán de Pepín d'Oc, en occitano, claro: "Amic de I'or, òme sens
còr" (p. 196).
Es obvio que no supondría enriquecimiento cultural que los occitanos
de 1997 normalizaran Cataluña con su lengua, de igual modo que ésta
tendría que respetar la singuláridad idiomática valenciana. Pero no es así,
pues la inmersión introduce caprichos del IEC (pilotaire, plànol. penyal, tipus,
globus, etc.) y deforma vocablos autóctonos con sus normas. Así, el loado Diccionario crítico
etimológico del Doctor Corominas utiliza como fuente la obra del valenciano Martí Gadea
-"por ser tesoro riquísimo de la lengua", según Corominas- pero su léxico es saqueado e
incorporado al catalán tras sufrir violencias morfológicas. Prueba de ello es yue al introducìr
originales de Martí Gadea en el ordenador, activando el Corrector de catalá Word
Ver observamos que las diferencias respecto al catalán son similares a las que daría el
occitano o el aranés.
Martí Gadea nació en 1837 cerca de Cocentayna, de donde Ilegan noticias de las
trastadas filológicas del Ayuntamiento local, pues escriben us esperem amb serveis,
globus. meva, tipus (Boletín de la Casa de la Juventud). EI contraste entre el auténtico
valenciano de Cocentayna y el catalán es notable; por ejemplo, Martí Gadea escribía Penyó
d'Ifach, no penyal; y habría ironi- zado en su Burrimaquia sobre el vocablo plànol;
palabreja del IEC que encandila a los normalitzats, como vemos en la exposicìón
cartográfica de la Beneficencia. En lengua valenciana y para Martí Gadea, Fullana, Escrig
y Llombart la representación gráfica o delineacìón de terreno, casa o ciudad es el pla, no el
plànol.
De igual modo, el pilotaire habitual en los inmersionistas de Canal 9 es un
barbarismo equiva- lente a xuflaire (en valenciano, chufer), drapaire (draper, en valenciano)
o trabucaire (en valen- ciano, trabuquer). Es construcción más cercana a la gallega que a la
valenciana y, con idéntico criterio, el eufórico IEC podría inventar voces como futbolaire para
no compartir el castellano futbolista (en valenciano, futboliste). Si hiciéramos como en
Cataluña, donde se toma como paradigma el barcelonés, escribiríamos "chugadors de
pilota"; pero el complejo de inferioridad nos convierte en juguete de la ìnmersión. Cuando el
Reino no estaba pisoteado por los medios catala- nes, Miguel Serres escribía en lengua
valenciana (y así lo declaraba) con esta ortografia: "Si fossen homens, chugadors" (Torre,
Fiestas, Valencia 1667, p. 261).
Apostilla final: los miles de universitarios que se manifestaron el
Viernes 13, han dinamitado la inmersión. EI nosaltrismo que les torturó desde la EGB no ha
podido con ellos. ¡Qué placer daba oír en sus voces los pronombres mosatros y vosatros!
Han mantenido la herencia idiomática, pues Carlos León ya escribía nosatros en 1789, de
ìgual modo que Martí Gadea o el académico Fullana (lástima que algunos se avergüencen
de voces tan valencianás como sigles, mosatros, etc.).
Ahora, tras el Viernes 13, el Institut d'Estudis Catalans tiene dos pesadillas: una, al
norte, con el inquietante occitano del Languedoc; otra, al sur, con la inesperada irrupción de
la juventud del Reino de Valencia, que ha dicho basta a la extrema derecha catalanera y
expansionista. Ellos quizá no valoren su importancia, pero son la nueva generación que
sustituirá a las veteranas valencianas que lucharon en primera línea sin retroceder ante la
burla, el desdén, la incomprensión y el desprecio de los colaboracionistas.