Cuatro historias menores y una adivinanza actual sobre la Real Señera
Por Ricardo García Moya
Los valencianos que acompañaron a la Real Señera no siempre protagonizaron hechos dramáticos o gloriosos,
como la batalla de Murvedre o la toma de Tortosa. A lo largo de los siglos, múltiples anécdotas con
personajes humildes y situaciones tragicómicas sucedieron bajo su augusta presencia.
Hubo de todo, con el inesperado rifirrafe ocurrido en 1626 cuando la procesión. cívica entraba en la calle de San
Jorge. EI nervioso canónigo Vives -alias "Fatiguilla"-, se enfrentó al orgulloso pavor de Rocafull espetándole una voz
alta que, "aunque era docto era imprudente"; a lo que, subiendo de tono, contestó Rocafull "que ell ("Fatiguilla"),
era indocte y imprudent". EI incidente, presenciado por el notario Pancrudo, supuso dos dias de arresto al
pavor de la Universidad, pero no afectó al desplazamiento de la Real Señera; salvo en las sonrisas
disimuladas de los testigos.
En otra ocasión, el 9 de octubre de 1621 , llevaba la Real Señera el orondo justicia criminal Salafranca,
personaje popular "del que los sis Jurats dien coses molt gracioses". Salafranca, de carácter ingenuo,
había desempeñado cargos importantes como "cap de taula del AImodí", pero siempre era objeto de
bromas. Así, nombrado "mustaçaf, un carnicer li dona a entendre que unes turmes que tenía damunt de la
seua taula eren de ovella, y aixi, acongoxat analo a dir a la llongeta ab gran sentiment que ¿cóm se podía
sufrir ques venesen turmes de ovella?" Los cotilleos irónicos del cortejo, típicamente valencianos,
contrastaban con la enlutada procesión; hasta el Rat Penat de la Señera lucía "unes borles de tafatá
negre" por la muerte de Felipe III.
Dejadez institucional en el S. XVII
Las crónicas también reflejan la dejadez institucional en el siglo XVII. EI 9 de octubre de 1624, la Real Señera
con su corona bordada sobre "sis alnes un palm y mig de mantos blau", sólo fue acompañada por veinte ballesteros,
cuando superaban los doscientos en el Siglo de Oro. Y es que la presión ejercida por virreyes y funcionarios
procedentes de Castilla minaba las tradiciones.
Esta situación queda manifiesta en el altercado sucedido en 1650: "el día de San Dionís, habiendo salido el
Justicia Criminal con el Estandarte, Ilevando las faldas los subsíndicos del racional", Ilegaron en tropa
Garcia, Toledo, Arnal, Muntaner y Gisbert que, violentamente, retiraron a Ferrer y pusieron a Gisbert en
su lugar. La acción -en que participaron gran número de consejeros-, era una protesta por la intromisión
del virrey en el nombramiento de cargos. Los valencianos no consideraban a Ferrer digno de Ilevar uno de
los extremos de la Real Señera.
Pero, incluso en los momentos negativos, siempre quedaron valencianos dignos. Uno de ellos fue el capellán de
San Martí, que anotó lo sucedido el 9 de octubre de 1615: "día de San Dionís, feren la processó acostumada. Estava
en una finestra damunt la porta del palau bisbal D. Pedro de Toledo ab lo Virey y atres senyors; y quant fonch la
processó davant la plaça del Palau giraren a ma esquerra, fent volta perque el dit Pedro de Toledo ves la processó". EI
capellán resalta que "lo que admirá als de Valencia" fue que diera la vuelta la procesión con la Real Señera "per atra
persona menys que la del Senyor Rey".
La presencia del virrey y Pedro de Toledo, gobernador de Milán, en el balcón del "palau bisbal" se debía a que la
procesión cívica con Ia Real Señera no atravesaba el río y, en consecuencia, el virrey no podía presenciar la
ceremonia desde el Palacio Real. Y aquí ya encontramos una humillación, al no acompañar el virrey a la bandera
como en el siglo XV y principios del XVI.
Pero lo que irritó al capellán de San Martí fue el sumiso comportamiento de las autoridades valencianas, que
alteraron el tradicional recorrido para Ilevar la Real Señera -- como si fuera un espectáculo circense -- ante
los ojos del gobernador de Milán. EI capellá de San Martí, con palabras medidas pero elocuentes,
subrayaba el asombro del pueblo ante esta concesión: "por hacerse por otra persona de menor
categoría que el Rey".
Adivinanza
Ahora, trasladándonos a 1994, vamos con la adivinanza que relaciona la Real Señera con un personaje sui géneris.
Se trata de averiguar su identidad: no es quisquilloso canonge como el "Fatiguilla", ni adusto profesor como Rocafull;
aunque su actitud ha provocado la sustitución del valenciano por el catalán en la Universidad. Tiene algo de
Salafranca, pues dicen "coses molt gracioses de ell". Su relación con la Real Señera se caracteriza por el terror y

desprecio que manifiesta hacia ella, hasta el punto de que el 9 de octubre convoca aparatosas reuniones --
con tintorro de marca pagado por el pueblo-- para restar acompañamiento a la procesión cívica.
Dicen que es valenciano, aunque ni siquiera se asoma a la ventana para homenajear a la Real Señera;
comportándose peor que Pedro de Toledo y el virrey mesetario. Otra pista: sus sonrisas menos acartonadas las dedica
a la bandera catalana que sus subordinados cuelgan por Alicante y Castellón.
No pasará a la historia como Calígula, recordado por los valencianos del barroco "porque juntó muchos excelentes
médicos y cirujanos para mudar el sexo; y por último quedó sin uno, y sin otro" (Ferrer, Jayme: Compendio.
Valencia 1699, p.52). Nuestro personaje no intentó cambiar de sexo, que sepamos, pero sus esfuerzos más notables
los dirigió a convertir todo un Reino de Valencia en un país catalán. ¿Conoce usted a este ser de pesadilla
que huye de la Real Señera como Nosferatu de la Cruz?
Las Provincias 9 de Octubre de 1994