Bárbaros y barbarismos
Por Ricardo García Moya
Sigilosamente, la inmersión está eliminando brotes léxicos que el valenciano, como idioma vivo, gestó hasta
nuestros días. EI lermismo ha tolerado que gentes ajenas se arroguen el derecho -en el Reino de Valencia- de dar
categoría de léxico culto a corrupciones, castellanismos y neologismos catalanes como avui, bellessa, amb o esport;
por citar los más conocidos. Cualquier barbarismo de uso común en Cataluña es reverenciado por nuestros
enseñantes catalaneros y comités lingüísticos de sindicatos (hay liberados cuya misión es redactar los
boletiones en catalán, no valenciano).
Si los catalanes, por ejemplo, utilizaran el verbo "aubrir", la Generalidad de Lerma habría regalado a
todos los comercios desde Oriola a Morella el cartel de "aubert", y los romerales glosarían en la
universidad la bonita etimología del vocablo.
EI adjetivo "aubert" estaba extendido por todo el Reino de Valencia antes de la inmersión socialista. En
1951, la admirable María Teresa Oller recogía "in situ" letra y música de danzas como el "U y el dos" y la
"Muixeranga"; trabajo editado por el Instituto Alfonso el Magnánimo con fotografías y partituras. Uno de
los cuadros plásticos se denominaba precisamente la "auberta de dalt", como consta en el libro (p.15) y
todavía recordarán los ancianos de Algemesí.
EI caso es idéntico al del verbo "aufegar", recogidos ambos en el Diccionari de Alcover de 1.964 y
proscritos por la inmersión lermista. Por cierto, en Alcoy -en círculos festivos y por motivos no literarios- a
Gil-Albert se le conocía por Gil-"Aubert" (sic).
Las formas valencianas creadas en los siglos XIX y XX, como "aulor" -distintas al catalán y castellano-
tendrían que defenderse con uñas y dientes; pero el mortal complejo de inferioridad que padecemos nos
impedirá otra opción que la practicada por ciertos políticos que -tras leer a Maquiavelo el fin de semana-;
juegan con la ambigüedad al usar formas barcelonesas como "tesi" y "mentre" para complacer a tirios y
troyanos.
Curiosamente, huyendo de la valenciana "mentres" caen en la que fue arcaísmo castellano, usado por
Berceo y hasta en el fuero de Avila.
Los catalanes han usado -y considerado perfectas- vocablos muy alejados al modelo clásico, porque son lengua
viva en Cataluña, algo que no nos permiten a nosotros.
En valenciano, hasta que llegó la inmersión del PSOE, sustantivos como flares, milacre, bellea o
placha eran respetados incluso por catalanes como Amades que, en el "Costumari catalá", alterna los
dos idiomas. Así, en valenciano escribe: "dos milacres de San Vicent intitulats: Conversió dels
Chudius de la Sinagoga de Salamanca" (p. 269.).
Respecto a la grafía "placha" la encontramos en escritos anteriores a 1707: "la armada ancorá en la
placha de Altea" (Bib. Uni. de Valencia: Ms. Carga del virrey, 1705). La forma catalana "platja",
impuesta por la inmersión lermista, no es más que otra corrupción etimológica. En el siglo XV, tanto en el
Reino como en el Condado se escribía playa o plaia. EI "Dìetari de la Generalitat de Catalunya", 11 de
agosto de 1469, describe cuando Ilega "a la plaia de Barchinóna" una nave robada que Ilevaba telas de
"valencians, qui en aquest temps eran enemichs de Cathalunya".
Si se tratara de volver al valenciano del XV -absurdo no deseado ni por los catalaneros- habría sorpresas hasta en
los nombres propios. Por ejemplo, Narciso era "Arcís" en valenciano, como recordaba Ximeno en el siglo
XVIII y lo podemos comprobar con Arcís Vinyoles en "Les Trobes". La burla de los inmersores ante quien
escribe con normas de la Real Academia Valenciana palabras como "picher", "reyna" o "pechina"
demuestra que ignoran que Bernat Fenollar escribía "Reyna"; o que en el libro de Capítulos de Oriola, en
1612, aparece "picher".
Respecto a pechina, en fecha tan temprana como 1395 fray Antoni Canals escribía "pechines" (hasta
Corominas -algo rarísimo en él, pues todo lo arrambla- reconoce su "probable procedencia mozárabe
valenciana").
De todas formas, la labor del PSOE, IU y CIU han logrado hacer creer al resto de España que los
valencianistas vamos por la vida con estaca, arcabuz y quemando libros.
Si Pujol dijera que los blaveros tiene cuernos y rabo, los medios de comunicación del régimen se encargarían de
hacerlo verosímil. EI ser humano es muy manejable. Nada mejor que una anécdota para ilustrar lo anterior y
alegrar algo el espíritu. EI rabino Ysahac Cardoso -cirujano en el Madrid de Felipe IV- criticaba "a los
malintencionados que dicen que los hebreos tienen cola" (Cardoso, Y.: Excelencias de los hebreos.
Amsterdam 1679, p. 345). Con sentido del humor, el rabino cuenta que fue Ilamado para atender en
Madrid al alcalde de corte Juan Quiñones: "letrado curioso de varia erudición que escribió un libro,
probando que los judíos tienen cola". Y cuál no sería el regocijo del judío cuando vio que al fabulador
Quiñones "le sobrevinieron unas almorranas tan largas y grandes en aquellas partes, que propiamente
parecían cola. Díxele yo, en compañía de otro cirujano: Vuestra Merced también debía incurrir en el
pecado de aquella muerte de (Cristo), pues le vemos el mismo mal". (Cardoso: Exc. p. 346).
La creencia en el largo coxis de los judíos perduró hasta el siglo XIX.
Las Provincias 31 de Mayo de 1995